Crecí en la academia de pintura de mis padres en la ciudad de Bogotá. Siempre estuve rodeada de arte, colores, formas, texturas, proporciones y también muchas personas de diferentes edades. Cuando tenia 11 años comencé a darle clases de pintura a los niños de 4 a 8 años, sin duda una experiencia muy enriquecedora.

Cuando terminé el colegio, sabia que quería estudiar para volverme Asesora de imagen, pero en esa época aun no existía acá en Colombia la profesión. Yo la descubrí por un programa estadounidense que transmitían y que me encantaba, se llamaba “no te lo pongas”. Lo que mas me gustaba del programa no era la ropa en si o el nuevo estilo de la persona, sino que lo que mas me emocionaba era ver la mirada del participante al descubrirse en el espejo completamente transformado y viendo una belleza en el mismo que nunca se imagino ver y sentir algún día.

Entonces comencé a investigar sobre la carrera en otras ciudades y había solo en Estados unidos y en Europa. Decidí empezar a formarla yo misma por mi lado y luego irme a Francia para obtener un diploma que me certificara.